martes, 22 de noviembre de 2011

¿Porque nos sentimos atacados?

Otra estrategia de nuestra mente para provocar intranquilidad, y a la que debemos prestar especial atención, es tener la sensación de Sentirnos Atacados, lo que origina que nos mostremos ante los demás con una actitud claramente defensiva, ¿Qué creen que va a ocurrir si tomamos una postura de defensa o de miedo, si mostramos desconfianza? ¿Estamos emitiendo ondas tranquilizadoras? ¡Por supuesto que no! El resto de personas se sentirán igualmente amenazadas en un círculo sin fin. Si abrazamos una postura agresiva ante la vida, si intentamos mostrarnos como los más fuertes o llegamos a recurrir a la violencia, en clara demostración de superioridad, en realidad estamos diciendo a todo el mundo ¡Eh! ¡Cuidado, qué estoy yo aquí! ¡Nada de meterse conmigo!... pero también es un reto a los demás a demostrarnos que no somos los más fuertes. ¿Es el tipo de sociedad que quieren construir, en permanente lucha? Reflexionen un momento, seguro que muchos coincidirán con nosotros que esta actitud únicamente puede ser motivada por un sentimiento de inseguridad, puede incluso que la hayan arrastrado desde pequeños y se haya convertido en un indeseable compañero de viaje. De hecho la civilización moderna ha llegado a tal nivel de estrés y agresividad, con nosotros y con nuestro entorno, que estamos poniendo claramente en peligro nuestra supervivencia, y la del resto de seres del planeta. Si quieren ayudar a evitarlo, dejen de mostrarse agresivos, aparquen inseguridades y miedos, relájense y sean más amables, pues igualmente contagiosa es esta tranquilidad y amabilidad. Sean conscientes del tipo de energía y vibraciones que quieren aportar al mundo. 

Llegados a este punto, hemos de señalar que la falta de confianza, sobre todo en nosotros mismos, nos conduce a otra estrategia que provoca estados de baja vibración. Es la Necesidad de Imponerse a los demás, de tener siempre razón, de querer estar por encima o no dejar intervenir a nadie más. En sus casos más extremos se puede llegar a aplastar la voluntad de las personas o  incluso  infringir malos tratos, verbales o físicos. También puede ocurrir todo lo contrario, que pensemos que somos inferiores y nos infravaloremos. Este complejo de inferioridad nos hace creer que nunca seremos lo suficientemente buenos para los demás, propiciando ser menospreciado o pisoteado por el resto. En realidad ambos estados van a impedir que podamos actuar con consciencia y son complementarios, sabemos que un maltratador necesita a quien maltratar, y aunque no queremos caer en el tópico, ni por supuesto justificar o hablar de culpables (sería absurdo), lo cierto es que hay personas que siempre acaban buscando en sus relaciones personas dominantes, que cubran una parte de su  inseguridad.

La necesidad de imponerse a los demás nos conduce a la siguiente estrategia, causante en gran medida de estados de insatisfacción e infelicidad: La Comparativa casi podríamos decir que es nuestra favorita, sin ella se nos van gran parte de nuestros males, incluida la envidia. Nos comparamos constantemente con los demás, tomandolos como punto de referencia de nuestro propio estado, para saber si nos va bien o mal, pero sobre todo, para conocer si nos está yendo mejor que al resto. Sin embargo ya hemos dicho que nuestra percepción de las cosas es muy parcial, nunca tenemos conocimiento del conjunto, ni siquiera de nosotros mismos, imagínense de aquellos individuos que no son tan cercanos. Por eso podemos “envidiar” la situación laboral de una persona y esforzarnos por ser mejor que ella, cuando es posible que esa supuesta “más favorable situación laboral” esté provocando, por ejemplo, un fracaso a nivel sentimental. Visto fríamente compararnos no tiene ningún sentido, por eso debemos ser capaces de desarrollar nuestra vida sin importarnos los logros de los demás.







Facebook

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...